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Undécima experiencia: El futuro es el primer día del otro mundo

9/7/2021

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Huevos de pájaro que se ven a través de hojas verdes
Observen las aves del cielo, cómo preparan esmeradamente sus nidos, ponen cuidadosamente sus huevos, guardan tiernamente a sus polluelos hasta que les salgan plumas y echen vuelo, protegiendo los árboles del Señor. Ustedes están construyendo sus nidos, poniendo sus huevos e incubando a sus pequeños en árboles cuyas raíces han sido afectadas por la putrefacción, los ácaros devoran sus troncos y las polillas gitanas se alimentan de sus ramas. Si el árbol se cae, sus nidos se desparramarán, sus polluelos se dispersarán y ustedes se quedarán solamente con las ramas desnudas en donde desplegar sus alas. Se están esforzando y trabajando excesivamente para construir nidos seguros y cálidos donde a sus retoños les saldrán plumas, y desde dónde saldrán ellos volando y anidarán también.
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Cuiden del árbol tal y como cuidan de los nidos; asimismo, tal y como les confiaron los nidos, también se les han confiado sus árboles. Ocúpense de las raíces, cuiden del tronco, cuiden de las ramas y las hojas: entonces les bastarán unas cuantas pajas y una pizca de tierra para construir sus nidos. Las ramas del árbol les protegerán y sus hojas les darán sombra. No se hundan en sus nidos ni eleven sus bordes de modo que les ofrezcan seguridad; laboren en la confianza del Señor, y Él les afianzará.

Al apresurarse por asegurar su futuro y el de sus hijos, recuerden siempre que su futuro no son sus últimos días en este mundo, sino el primer día en el otro mundo. Aseguran el futuro de sus hijos cuando afianzan para ellos el cielo. Sus hijos están para que ustedes les den vida, y no hay vida mas que en Cristo. Denle Cristo a sus hijos, pero si Cristo no está en ustedes, difícilmente le podrán compartir sus hijos.

Si ustedes no se santifican, ¿cómo santificarán a sus hijos? Si Cristo no está en ustedes, ¿cómo se lo darán a sus hijos? Si no les dan a Cristo, todo lo demás que les ofrezcan será inútil y efímero, desaparecerá y dejará de existir con ellos. No son los altos edificios o las garantías de este mundo lo que les dará a los hijos de ustedes seguridad y un futuro. Denles su santidad y sus oraciones, y asegurarán para ellos seguridad en este mundo y un futuro en el otro mundo.

Van ustedes en pos de su propio éxito y del éxito de sus hijos en la vida, cuando el éxito en la vida consiste en estar delante de Dios sin remordimientos.

Desciendan a las raíces, cuídenlas y sean desinteresados. El trabajo en las raíces está oculto, no está a la vista, requiere esfuerzo y abnegación.  La gente ve el árbol, no ve ni las raíces ni su trabajo, mas Dios que está en los cielos, ve y bendice. Ocúpense de las raíces, guarden el tronco, protejan las ramas, cuiden de las hojas y mantengan el árbol. Dios guardará sus obras. Ocúpense del árbol—aquello que les resguarda, les da sombra y les acoge—desde sus raíces hasta la punta de sus ramas, incluso si es a costa del tamaño de sus nidos.

El mismo tiempo pasa para los buenos y lo malos; si los rectos no ocupan el tiempo con lo que es bueno, entonces los malos lo llenarán de maldad, y el tiempo será inútil. Cada momento de su vida es una cesta colocada delante de ustedes para que la llenen de su mies, su siega y sus cosechas; permanece delante de ustedes por un momento, y después desaparece pasando por detrás de ustedes, y jamás podrán ustedes hacer que regrese. Si se detienen para mirar atrás y observar sus cestas vacías, solamente las llenarán las lágrimas de su arrepentimiento por la misericordia de Dios, y la gracia de Dios es suficiente para ustedes. Cada segundo es una gota de eternidad si lo llenan de Dios. No dejen que el mundo les arrebate las cestas de su vida, pues entonces permanecerán vacías y amontonarán ustedes detrás de si mismos gavillas de heno que quemará el tiempo sin quedar nada de ellas.

No participen en un diálogo con el Diablo; terminen su conversación con él antes de pronunciarse la primera palabra y mantengan siempre su diálogo con Dios. Apisonen su tejado después de cada vez que llueva antes de que gotee, pues si lo dejan, vendrán las lluvias torrenciales, las inundaciones y la nieve con lo que se filtrará el agua por las vigas, desplomándose entonces el techo sobre ustedes y sobre sus familias.

No importa lo tentadora que sea la tentación, no justifica el pecado. Llenen su vida del amor de Dios y santifiquen el tiempo en el que están, entonces su mies valdrá la pena y sus provisiones serán duraderas. Sólo el dueño del tiempo puede llenarlo. Solamente el Señor de la mies y las cosechas puede llenar sus cestas; ofrézcanselas a Él, y sus cosechas abundarán.
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