San Chárbel Majluf nació en Beqakafra el 8 de mayo de 1828. Beqakafra es una pequeña aldea en las montañas, la más alta del Líbano y del Oriente Medio, situada a 1560 metros de altura sobre el nivel del mar, en el distrito de Bisharri (en el norte del país). En sus alrededores se encuentran los antiguos Cedros del Líbano, a los que los libaneses denominan “Cedros de Dios”.
Bekaa kafra domina el valle del Qadeesha, donde Chárbel tenía a dos tíos que eran monjes en el monasterio de San Antonio de Kozhaya, quienes fueron una fuente de inspiración y modelos para él. |
Cedros del Líbano, Imagen del Padre Shadi Beshara
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Eremitorio de los Santos Pedro y Pablo en Annaya, el Líbano.
Imagen del Padre Shadi Beshara. |
Su solicitud de trasladarse al eremitorio de los Santos Pedro y Pablo en una colina cercana, fue aprobada después de que su superior fuera testigo del “milagro de la lámpara”. Una noche, San Chárbel pidió a un trabajador del monasterio que llenara la lámpara de aceite que él estaba usando. Aunque el trabajador la llenó de agua en lugar de aceite, la lámpara dio luz como de costumbre y permaneció encendida toda la noche.
El 15 de febrero de 1875 fue el primer día de su vida en el eremitorio, donde permaneció durante 23 años. Pasaba el día en oración, contemplación y adoración, además de trabajar diligentemente llevando a cabo tareas manuales en los campos y viñedos. Era un modelo de entrega y desapego total del mundo. San Chárbel reflejaba la gracia y la fortaleza que Dios le había otorgado a través de las virtudes monásticas de obediencia, pobreza y castidad. Nunca dejaba el eremitorio salvo si se lo ordenaban sus superiores, quienes le pedían que saliera a sanar a los enfermos. Siguió el camino de los padres ermitaños arrodillándose devotamente delante de Jesucristo en la Santa Eucaristía, dirigiendo silenciosamente sus oraciones hacia Él y pasando toda la noche en ferviente adoración. |
El Papa Pío XII aprobó el decreto reconociendo las heroicas virtudes del futuro santo el día 2 de abril de 1954. Su Santidad el Papa San Pablo VI presidió el 5 de diciembre de 1965 la ceremonia de beatificación de San Chárbel a la conclusión del Concilio Vaticano Segundo.
La decisión de la beatificación de San Chárbel se basó en dos milagros:
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Icono de San Chárbel
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