Decimocuarta experiencia: Confiesen sus pecados y acabarán con a la maldad que está en ustedes9/7/2021 Cuando Cristo ascendió, el diablo cayó. Aquellas personas que se mantienen cerca de él, irán con él; y quien esté en su camino caerá. No se aferren a él y no se pongan en su camino. A él lo único que le preocupa es falsear la imagen de Dios en la mente y corazón de ustedes, así como falsificar la imagen propia que tengan ustedes de sí mismos. Él quiere que conozcan mal a Dios y que se vean erradamente a sí mismos. Él falsifica, tergiversa y engaña: intenta exaltarles cuando deberían empequeñecerse, les menosprecia cuando deberían recibir honra. Intenta detenerles cuando deberían ustedes caminar, y les hace andar cuando deberían ustedes parar; trata de hacerles hablar, cuando deberían guardar silencio, y acallarles cuando deberían hablar. Intenta persuadirles para que se apresuren, cuando deberían ustedes frenar; y a caminar lentamente cuando deberían darse prisa. En todo caso, él quiere confundirles a ustedes. El diablo es el más grande engañador, el mayor falsificador, un vicioso malhechor. Nuestro Señor y Maestro le describieron como mentiroso y padre de la mentira.
El diablo jamás viene mostrando su verdadera apariencia, jamás viene con una imagen fea; él sabe lo que les gusta a los humanos y lo que les atrae. Les cuenta cosas que les agrada oír, les muestra a ustedes cosas que les gusta ver, les da cosas que les agrada tocar, y les alimenta con aquello que les place saborear. Cuando un delincuente falsifica el oro, lo hace usando algo que se le parezca: amarillo y brillante. De este modo también, para que el diablo falsifique la imagen de Dios – quien es Amor en las vidas de ustedes—lo hace usando cosas que la gente llama amor, y las mezcla con Dios, quien es Amor. Los sentimientos que surgen del instinto, la pasión, los lazos afectivos y los hábitos esclavizadores, los usa todos el diablo para aturdir al hombre acerca de la verdad sobre Dios, el amor que da vida. Al diablo lo único que le preocupa es entorpecer a aquellos que ascienden hacia el Señor. El diablo quiere: 1- Apartarles del camino; les creará un objetivo que les atraiga y hacia el cual ustedes se quieran dirigir, para que puedan desviarse del camino y perderse. 2- O hará que caigan para que se detengan; les tenderá una trampa para que caigan en ella. 3- O les empujará hacia atrás; les cansará y les desanimará de modo que retrocedan y se vuelvan atrás. A él lo que le importa es que ustedes no lleguen. Toda cosa que reúna y que congregue alrededor de lo bueno es de Dios, y toda cosa que divida y disperse es del diablo. El diablo domina a la gente a través de las cosas de este mundo; cuanto más se deshaga el hombre de él, más protegido estará del maligno, y cuanto más se mantenga cerca de él, más estará bajo la influencia del mal. El diablo es el señor de este mundo. Cuanto más estén sumergidos en el mundo, más estarán ustedes bajo su poder, y cuanto más se separen del mundo, más se librarán de él. ¡No olviden que ustedes no son de este mundo! ¡No se sumerjan en él! Naveguen por él, elévense por encima de él, y levántenselo al Señor a través del poder de Cristo elevado en la Cruz. El diablo al principio le hace reír al hombre, para hacerle llorar al final; y siempre se lleva al hombre al infierno mientras ríe, mas una vez allí habrá llanto y crujir de dientes. El hombre que ahora se ríe con el diablo ciertamente acabará llorando al final. Dios tal vez inicialmente les haga a ustedes llorar, pero con Dios siempre reirán al final. Dios siempre les hace llorar para disciplinarles, mientras que el diablo viene a hacerles reír y apartarles de Él, y cuando Dios les hace reír y viene el diablo para hacerles llorar, no dejen que les engañe. El diablo odia la imagen de Dios, aborrece al hombre que está asumiendo la imagen de Dios, y quiere distorsionar esa imagen que está en él. El único modo en que Satanás puede deformar la imagen de Dios en una persona es detener la obra del Espíritu de Dios en ella. Entonces, la única imagen que queda en esta persona es la imagen del animal. El deseo del diablo es darle al ser humano la imagen de un animal. La primera y primordial arma en contra del diablo es la honradez; cada palabra de verdad que pronuncien es una flecha que disparan al corazón del maligno, y cada confesión honesta de pecado es una lanza con la que le atraviesan el corazón. La siguiente arma esencial es la humildad. La sinceridad y la humildad significan confesión. Confiesen sus pecados y destruirán el mal dentro de sí mismos. Al diablo lo único que le preocupa es distraerles de Dios. ¡Cuidado! Él intenta distraerles de Dios incluso con asuntos de Dios; él les distrae del significado de la palabra que están orando con el vocablo en sí, y les distrae de alabar al Señor con la melodía del himno con el que le están alabando a Él. Les distrae de Dios con la oración que le están orando a Él. Recuerden bien que no pueden mantenerse en pie cuando se enfrenten al diablo si no se arrodillan ante Dios. El diablo no entra a través de las ventanas y aperturas que ustedes vigilen y cierren bien. El diablo entra a través de la puerta que ustedes abran.
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